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Dead by Cotton Candy, by Daniela Edburg, http://www.danielaedburg.net/#/content/pictures2/MUERTEPORALGODONDEDULCE.jpg/
Entre los sonidos editados, los no escuchados, los disfraces obsoletos, existe una cinta: enlazada con pegamento seco, con olor a caramelo y nublado por las huellas digitales de niñas imprudentes sin guantes; después de una lluvia de betún de vainilla (caracteres dulces de destilados de flores incoloras); después de un naufragio en pasteles (barcos que se pierden en mareas de chocolate); después de lamer los vitrales falsos de un película falsa (azúcar que pierde su corporación); Hitchcock tuvo pesadillas, una noche donde mujeres estilizadas como muñecas, con maquillaje plástico y peinados inmóviles son asesinadas por objetos inanimados.
Nubes de algodón, no, no debemos hacer una metonimia; es una burbuja que termina asesinando a la metáfora, la degrada para surgir como parásito.
Un tornado de algodón, uno rosa technicolor, que deshaga el trigo, que se lleve los adoquines del gran camino amarillo, desaparezca a D. sin zapatos rojos, con azúcar neblinosa la bruja del oeste será invencible, se habrá comido a todos los m y Oz será el plantío más grande de amapolas, infinidad de infinitos campos rojos, desiertos somníferos: las lagartijas dormirán hasta secarse, los soldados impregnados por el rojo de la guerra se camuflarán, se perderán sedados, enterrados bajo millones de medallas de polen.
El perro se perdió, su ladrido se convirtió en el sonido del viento espeso. No hay globo aerostático, se congeló bajo las nubes solidificadas.
La imagen va en un sobre sellado, es el timbre postal de una carta muerta y sin timbre.
1 comentario:
Roald Dahl dice que te quiere mucho. Yo también.
¡¡¡Tengo cerebro de azúcar!!!
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